sábado, 14 de noviembre de 2015

Mi bebé con síndrome de Down.

Ante la primera noticia, muchos padres y madres de niños con síndrome de Down han experimentado reacciones como las que pueden sentir ustedes en este momento. Ahora pretendemos apoyarlos y hacerlos sentir que es normal todo aquello que están experimentando.Cada persona es diferente y afronta las situaciones de una manera única, si bien es común experimentar algunos sentimientos o reacciones como los que detallamos a continuación. Pueden darse varios a la vez, predominar uno de ellos o bien ir cambiando a medida que pasa el tiempo.
Como pareja, pueden experimentar un mismo sentimiento o, por el contrario, reaccionar de forma opuesta ante esta situación. Es importante que se respeten y apoyen mutuamente.

Cómo te sentirás ante esta noticia?
No es mejor ni más correcto sentirse de una forma u otra. La aceptación de lo que sentís es una parte de este proceso que no puede ser acelerado a pesar de las ganas que tengas de superarlo. Los estados de ánimo por los que pasaran variarán desde la tristeza, negación, culpabilidad, rabia, frustración, hiperactividad o depresión, hasta la alegría y aceptación, y podrán regresar pasado un tiempo. Todo esto es normal que suceda.
Tristeza: Algunos padres pasan un proceso de duelo porque el hijo soñado y esperado no va a nacer. Poco a poco, van aceptando al bebé, gracias al contacto y a su demanda de cuidados y cariño. El sentimiento de tristeza puede volver más adelante, incluso cuando piensas que está superado, pero se irá difuminando con el tiempo y un día, quizás antes de lo que esperes, comenzaras a disfrutar plenamente de tu hijo.
Negación: Es una de las reacciones más comunes. Sentir que este problema no está ocurriendo (“esto no me puede pasar a mí"), es un recurso psicológico que les permite tomarse un tiempo antes de ser capaces de afrontar la situación real.
Culpabilidad: No olvides nunca que el hecho de que tu hijo nazca con síndrome de Down no es culpa de ustedes ni está condicionado por factores externos o ambientales. Esta alteración genética se produce de forma aleatoria en 1 de cada 600-700 concepciones que se producen en el mundo.
Rabia y frustración: “¿Por qué me ha tocado a mí?” Los sentimientos de rabia o frustración son también muy comunes. Se aliviarán conforme vaya transcurriendo el tiempo y sean conscientes de que su energía y optimismo son vitales para el desarrollo y bienestar de su bebé.
Depresión: Si el sentimiento de pena es muy fuerte y os sentís desamparados y abrumados por esta situación, es posible que se produzca una depresión. En este caso es conveniente buscar la ayuda de un psicólogo o experto que los oriente. La familia y tu pareja serán también puntos de apoyo fundamentales para superarlo.
Hiperactividad: Otra reacción frecuente en muchos padres es la de ocuparse en multitud de tareas para no afrontar sus sentimientos. Internet ofrece una fuente inagotable de datos que pueden ser excesivos para los primeros momentos. Dedicar todo vuestro tiempo y energía a recabar información acabará agotándolos, por lo que les conviene continuar con su rutina: pasear, ir al cine, cenar con amigos o viajar os ayudará en este proceso.
Alivio y alegría: Superado el desconcierto inicial y con la asesoría de otros padres o expertos, podréis sentir cierto alivio al conocer las aptitudes y posibilidades de las personas con esta discapacidad, así como alegría por la nueva vida que esperan.
Aceptación: Pasado un tiempo asumirán la nueva situación y estarán en condiciones de disfrutar de su bebé. Su actitud positiva y creativa para ofrecer al niño diferentes oportunidades de aprendizaje serán básicos para su desarrollo y bienestar.
Es importante que den prioridad a su salud, puesto que cualquier bebé requiere de una gran cantidad de energía y es necesario cuidarse (¡y dormir!) antes del nacimiento.

El nuevo integrante y sus hermanos
Deben transmitir a los hermanos que van a tener un papel clave en la vida del bebé. Hablar con ellos y explicarles, según su edad y madurez, cómo va a ser el nuevo miembro de la familia. Es vital que se involucren desde los primeros momentos en su cuidado y compartan sus juegos. 
Tratarle como a un miembro más de la familia y aunque en un principio le den buena parte de la atención en él, no desatiendan a sus hermanos.
Este proceso de adaptación se produce en todos los miembros de la familia, por tanto tener en cuenta que los hermanos requerirán también un tiempo de asimilación y adaptación.

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