jueves, 12 de noviembre de 2015

La llegada del segundo hijo y el hermano mayor

La llegada del segundo hijo a la casa puede generar conflictos en el hermano mayor, ahora dejará de ser el centro de atención, tendrá que compartir tiempos y espacios con esa personita, debemos de tener mucho cuidado, no dejarlo de lado, pero tampoco consentirlo de más.
Con la llegada de un hermano los celos siempre son normales, e incluso son necesarios que lo sienta, siempre y cuando dentro de los límites razonables. Ésto nos demostrará que el pequeño generó con sus padres el sentimiento de "apego", el cual es fundamental para poder amar y ser amado en el futuro. 
Como padres debemos de entender que para el hermano mayor es difícil el proceso, antes todas las miradas se posaban sobre él, ahora las visitas ya no se centran en él, sino en el nuevo integrante de la familia, sus padres ya no tienen el mismo tiempo de atenderle. es fundamental que se dialogue mucho y se le explique la nueva situación de la familia. El mismo nio resuelve solo los celos cuando comprende que el amor de sus padres no desaparece al tener que compartirlo con el hermano/a.

Proceso de adaptación:
La familia tiene varias herramientas para facilitar a la aceptación del hemano/a. Un ejemplo es permitirle que acaricie y mime al recién llegado, hablar con los familiares y amigos que cuando vayan a vistarlos a la casa que reparen en el hijo mayor también, para que éste no se sienta desplazado.
Se debe recordar que pasará por un proceso de adaptación, que no debes de mitigar. Por ejemplo no es bueno que lo llenes a regalos o cosas materiales para tratar de compensar la llegada del hermano, es efectivo que todos los días te dediques un ratito por lo menos de forma exclusiva para él, compartir una charla, un libro, cualquier actividad que te permita continuar con el vínculo y la rutina antes del bebé.
Anímale a expresar los sentimientos que le originan la presencia del bebé. Cuando te diga cosas como “¿cuándo lo devolvemos?”, respóndele con cariño que el bebé forma parte de la familia y que no se irá nunca, y que entiendes que, de momento, se sienta así por ello. Insístele en que el bebé crecerá enseguida y podrá jugar con él.
Encauza positivamente sus llamadas de atención. Si te pide de nuevo el biberón o el chupete, dáselo. Las regresiones a etapas anteriores son la forma que tiene el niño de decir que desea ser como el bebé. Si los padres actúan con naturalidad ante ellas, el pequeño enseguida comprueba que “eso” ya no le satisface y deja de comportarse como cuando era más pequeño.
Corrige con dulzura sus “excesos” de amor con el bebé. Si de tanto abrazarle le hace llorar, no le riñas; pídele que te ayude a consolarle. Así le das la posibilidad de redimirse y de sentir que puede querer a su hermanito. Si le pillas “in fraganti”, adviértele con voz firme que desapruebas su conducta y que no debe repetirla jamás.

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